31 de juliol 2012

Crónicas de la Picardía

A pesar de las connotaciones en castellano de palabras como “pícaro” y “picardía”, relacionadas con la tan conocida picaresca española, la etimología en francés no tiene absolutamente nada que ver, y los picardos, al menos los que me he encontrado en mis dos estancias en La Fère y alrededores, son gente amable, hospitalaria, generosa y maja a más no poder. Remito a esta entrada del año pasado para no repetirme.

En esta ocasión variamos la ruta para evitar París, lo cual era especialmente conveniente a la vuelta, que coincidía con el 14 de julio y además andaba por allí el siempre peligroso Pequeño Tomate. Mucho mejor hacer escala en Lille: el aeropuerto es pequeño (no tanto como Ranón, claro, pero infinitamente menos estresante que París CDG o El Prat…), la zona está menos transitada, la ciudad tiene buena pinta, y además como estás al lado de Bélgica hay cervezas belgas por todas partes. En realidad en esta zona, parafraseando a Artime, son belgas y no lo saben. A la vuelta cenamos aquí: fabrican su propia cerveza y venden toneles, por si a alguien le interesa…

No pudo faltar una escala de turismo friki antes de regresar a Barcelona. Este año fuimos, como buenos españoles, a Saint-Quentin, donde tienen una estatua muy chula dedicada a la defensa de la ciudad en la famosa batalla de 1557, cuando el sol no se ponía en nuestro Imperio (me gusta mucho esa fraaaaaase xD). Que conste que nos portamos muy bien y no armamos la de ídem. Por cierto, en el centro de Saint-Quentin tenían montada… ¡una playa! Si ve eso Gabino… Aunque estaba menos currada que la mítica maqueta del ex-alcalde de la muy noble, muy leal, benemérita etc.

El torneo de La Fère no se caracteriza por la masiva afluencia de jugadores fuertes, sino porque lo montan personas que pertenecen a la rara especie de organizadores más preocupados por que la gente esté a gusto que por ganar pasta con el torneo o ser más importantes que el torneo de al lado. En la clausura, entre trofeos, regalos, sobres y aplausos, hubo tiempo para que el equipo Organisateur y Animateur recibiera un obsequio con firmas y dedicatorias de prácticamente todos los participantes agradeciendo su labor y elogiando el evento. Alf hasta escribió en francés o algo parecidoSonrisa

Muchos personajes del año pasado repetían, y nosotros ya somos hasta medio famosos allí. Este año participamos (¡y ganamos!) en el torneo de pasapiezas, dimos simultáneas élficas (yo las daba por Degraeve hasta que apareció él) y fuimos apalizados por guajes a juegos de rapidez y atención. Con el “cross-echecs” no nos animamos…

En lo estrictamente deportivo, Alf ocupó el tercer puesto porque en la última le tocó un flojuno y yo el undécimo tras palmar la última con el campeón, pero como yo en realidad quedé primera todo el mundo me felicitaba a mí.

En lo no tan deportivo, dos búlgaros que estaban en otro torneo llegaron a La Fère una ronda tarde, y así ni con suizo acelerado fue posible que alguien hiciera norma, aunque solo había por ahí un jugador que la hubiera merecido (y evidentemente no era ninguno de nosotros). Como anécdota graciosa, Alf deseó inocentemente suerte para la última ronda a su rival de la penúltima, el GM búlgaro-macedonio Georgiev, a lo que este respondió “Tomorrow I play Rusev!” con cara y gesto de “bastante suerte tengo que me toca mi colega y haremos el resultado que más nos convenga…”

En resumen, un olalatorneoSonrisacon un clima tan refrescante en la calle como en el local de juego(s). Como dice la camiseta del torneo, “I ♥ Open de La Fère”.