18 de juny 2011

Endgame

Han hecho una serie de televisión donde el protagonista era un ajedrecista. Por supuesto, era ficción. Aún no han hecho una serie sobre la vida del Gran Korchnoi, por ejemplo, o las Polgar, o Lariño. Endgame duró 13 capítulos y el último se emitió el lunes pasado: solo una temporada y… cancelada. Le pasó algo similar a Flashforward: baja audiencia en América y top de descargas en Europa.

Un detalle curioso es que la serie es canadiense. Viendo las historias que cuenta Kevin Spraggett en su (muy recomendable) blog nadie pensaría que de Canadá podría salir un proyecto así, pero es cierto.

La serie no cae en los tópicos que abundan en los capítulos de otras series donde sale el ajedrez. Por ejemplo, ninguno de los jugadores que aparecen lleva gafas, y la gente no hace “oooooooooh” o “aaaaaaaah” cuando alguien da jaque, porque eso no significa que ya vaya a ser mate. Ni siquiera tiene por qué haber mate. Tampoco hay tableros mal colocados ni “jugada del alfil Spassky”: de hecho, hay una referencia a Spassky que denota buena documentación.

Al principio el ajedrecero protagonista parece un excéntrico, porque va descalzo y vive en una suite de un hotel megapijo, pero resulta que no tiene pasta, así que es simplemente un chiflado, con rasgos de personalidad de House, Kasparov y el teniente Colombo. Obviamente es excampeón del mundo (no se iban a conformar con menos) y el campeón es un chaval pero recuerda más al GM raperillo brasileño que al niño prodigio y modelo Magnus Carlsen.

La trama de fondo es la investigación de la muerte de una Laura Palmer y cada semana resuelven un caso y juegan alguna partidilla. Como no tenían mucho presupuesto, el protagonista sufre agorafobia y apenas se rodó en exteriores. En ese hotel pasan más cosas que en el mítico Phoenix de BayswaterSonrisa

Además de a los ajedreceros, la serie puede interesar a los aficionados al vodka. El Gran Maestro Balagan se alimenta de pepinillos y chupitos de Stolichnaya.